En la actualidad se habla muy a menudo del concepto de liderazgo, y de todas las actividades, actitudes o comportamientos que son necesarios para ser un buen líder. Sin embargo, olvidamos muchas veces que para alcanzar esta condición de líder se requiere desarrollar previamente una actitud interna de liderarse a uno mismo, que es lo que se conoce como autoliderazgo o liderazgo interno.

Este autoliderazgo nos permitirá desarrollar las actividades y características personales que se convertirán posteriormente en la inspiración que transmitiremos a los demás, y que nos harán un buen líder. Recordemos algo muy importante: el liderazgo se inspira. La forma que tenemos de liderar un grupo de personas es convertirnos en una inspiración para ellos. De ahí la enorme importancia de liderarnos primero a nosotros mismos.

Ahora bien, cuáles son las claves para desarrollar ese autoliderazgo. A continuación las más importantes:

1. La autodisciplina 

La autodisciplina consiste en realizar de forma constante las actividades necesarias para conseguir los objetivos previamente fijados.

Lo primero que hay que tener en cuenta, en relación a la autodisciplina, es que ésta no es una cualidad que se tiene o no se tiene. La autodisciplina simplemente se utiliza. No es necesario tener una habilidad especial, ni haber nacido con ciertos poderes reservados para unos pocos, ni tampoco ser de una determinada manera. La autodisciplina es una herramienta, y como toda herramienta está ahí para ser utilizada. Por lo tanto, se puede aprender. Simplemente, es cuestión de empezar a usarla, y hacerlo cada día mejor.

Hay dos aspectos clave que nos pueden ayudar en la utilización de la autodisciplina, uno de ellos lo debemos evitar, y el otro lo debemos ejecutar con rigor.

El primero de ellos, el que debemos evitar, es lo que conocemos como multitasking. El multitasking consiste en realizar varias actividades a la vez. El ser humano está programado para realizar una sola tarea cada vez, y el resultado de no seguir esta práctica, es que ninguna de las actividades que se están realizando simultáneamente se realiza de forma correcta.

La segunda consiste en hacer lo primero de primero: decidir qué es lo más importante que debemos hacer ahora mismo y centrarnos plenamente en ello.

La mezcla de aplicar estos dos aspectos consigue el siguiente resultado: una persona realizando en cada momento su tarea más importante, haciéndolo con toda su atención, de forma totalmente concentrada, y al mismo tiempo relajadamente, con la convicción de que el resultado será un éxito. Eso es inspirador; y recordemos que a través de la inspiración es como se lidera.

2. Alta autoestima

En ocasiones este concepto puede llevar a confusión, y es importante señalar que la alta autoestima no tiene relación con la arrogancia u otros defectos similares.

Tener una alta autoestima es fundamental para ser feliz y para autoliderarse, y por tanto para liderar a un grupo de personas. 

¿Y cómo se consigue una alta autoestima? Se obtiene desprendiéndose de aquellas cosas que nos bajan la autoestima. Algunas de ellas son la necesidad de tener siempre la razón, la necesidad de agradar a los demás, o de recibir constantemente aprobación. Al eliminar de nuestro día a día todos estos condicionantes innecesarios, podemos centrarnos en simplemente hacer lo que tenemos que hacer, sin preocupación, con tranquilidad, y por el bien de los objetivos fijados; y cuando hacemos esto, nos convertimos en una persona que hace en todo momento lo que hay que hacer, y lo ejecuta con alegría, con facilidad, y sin preocupaciones innecesarias. ¿Inspirador? Sin duda lo es.

3. La proactividad

La proactividad consiste principalmente en tomar control de nuestra vida y de nuestra actividad profesional, decidiendo nosotros mismos qué hacer, en contraposición a ser una víctima de lo que las condiciones nos impongan en cada momento. De este modo, uno se convierte en responsable de su vida, y posee su propia moral. 

¿Por qué es tan importante esta característica para ser un líder? Los líderes son las personas que guían y marcan el camino. Es por ello que un líder toma responsabilidad, marca los objetivos, y establece qué es necesario hacer para conseguirlos; también decide previamente qué va a hacer durante su día, y renuncia a culpar a nada ni a nadie de lo que sucede. 

Ser proactivo supone además anticiparse a los problemas, buscar soluciones nuevas y decidir las acciones antes de que las circunstancias o las situaciones decidan por uno mismo. 

4. Pensar con entusiasmo

Pensar con entusiasmo hace que actuemos con entusiasmo, así de simple. Esto nos ayudará a desarrollar con excelencia los tres aspectos anteriores que acabamos de ver.

Por tanto, pensar y actuar con entusiasmo nos permitirá utilizar más la autodisciplina, tener mayor autoestima y ser más proactivos.

Con este punto sucede algo similar a lo que ocurre con la autodisciplina. Pensar y actuar con entusiasmo es una herramienta; se practica y se aprende.

Después de analizar la importancia y los puntos clave del autoliderazgo, debemos recordar que cualquier persona está en disposición de ser un líder; no es necesario tener un grupo de personas a cargo en una empresa. El liderazgo se aplica en cualquier ámbito donde se relacione un grupo de personas: en una familia, con compañeros de trabajo, con amigos. El liderazgo se transmite también hacia los pares dentro de una empresa e incluso hacia los jefes.

Toda persona puede empezar a liderarse a sí mismo en cualquier momento de su vida; los resultados que se consiguen son realmente extraordinarios, y la inspiración que se aporta a las personas del entorno redundará en un incremento importante en la calidad de vida del grupo.