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Los nuevos retos de las PYMEs en Latinoamérica

Por Juan Santodomingo - 20/08/2020

Los nuevos retos de las PYMEs en Latinoamérica

Conoce algunos de los principales retos y riesgos que podrán impactar a los negocios de Latinoamérica en los próximos meses. Disfruta de una visión alternativa a las teorías sobre recuperaciones económicas en forma de “V” tan publicitadas por gobiernos y medios de comunicación.

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Dónde nos encontramos

Hasta hace tan solo unos meses, los retos de cualquier compañía en Latinoamérica eran los habituales en regiones en desarrollo. 

Si bien la aparición del Covid-19 a nivel global está generando una serie de nuevos retos que están afectando a todos los tejidos empresariales a nivel mundial, los cuales principalmente consisten en un shock entre oferta y demanda de bienes y servicios consecuencia de los procesos de aislamiento de la población durante meses.

Durante este periodo de cierre de actividad los gobiernos han tratado de implantar una serie de medidas encaminadas fundamentalmente a reforzar los sistemas sanitarios y a proveer de liquidez a familias y empresas en situación de riesgo. 

Entre las medidas para proveer de liquidez, los reguladores de la mayoría de los países permitieron a los bancos flexibilizar las políticas de provisiones de créditos de manera que pudieran otorgar financiamiento en un contexto donde el nivel de impagos es muy superior al normalmente permitido.

Si bien desde muchos órganos públicos se viene dando un mensaje a nivel global de que la crisis económica tendrá una recuperación prácticamente total en 2021, es importante que se conozcan algunos de los riesgos que harán que la mayoría de los negocios y de las familias no disfruten de esta “teórica” recuperación en forma de “V” tan publicitada.

¿Con la reactivación económica se vuelve a la “normalidad”?

Con la reapertura económica en la mayor parte de los países se ha reactivado la actividad comercial entre empresas lo cual está generando volúmenes de negocio muy inferiores a los esperados, fundamentalmente porque tanto las compañías del lado de la venta como de la compra se encuentran financieramente dañadas y acumulado unos niveles de deuda muy importantes que no les permiten operar con total capacidad. 

Este factor es uno de los principales elementos que hará que la reactivación de los negocios en cualquier parte del mundo sea de larga duración. Es muy importante tener en cuenta que en las crisis de los últimos 100 años siempre habían estado enfocadas en algún sector (i.e. petróleo, tecnología, financiero) lo cual hacía que, considerando los impactos colaterales en otras industrias, la mayor parte de los sectores económicos continuaban operando permitiendo que la maquinaria global no se detuviera en ningún momento.

Desde el lado de la esperada vacuna es importante mencionar que asumiendo que a principios de 2021 la primera vacuna estuviera disponible (escenario optimista) tanto su producción como su comercialización a nivel global llevará varios años. Actualmente las grandes potencias luchan por asegurarse los primeros tratamientos para sus poblaciones y no será hasta que regiones como US, Europa y China estén vacunadas en un elevado porcentaje para que los tratamientos empiecen a llegar a otras regiones como Latinoamérica.      

¿Cómo afectará el shock comercial a las empresas de Latinoamérica?

Los impactos comerciales dependerán a grandes rasgos de si se trata de compañías que dependen del comercio internacional o de la demanda interna.

1. Comercio internacional.
Al tratarse de negocios B2B (empresa-empresa) exportaciones e importaciones quedarán sujetas a la evolución de los países en contraparte. Sectores como el Minero o el de Oil & Gas probablemente tengan que esperar un largo período de tiempo para recuperar su actividad normal tanto en volúmenes como en precios (una gran parte actualmente en mínimos históricos).    

Otros como la Pesca y la Agricultura exportadora tendrán plazos más cortos de recuperación dado que se trata de bienes de primera necesidad en alimentación.

2. Demanda interna.
El consumo interno dependerá de la capacidad adquisitiva de la población la cual estará directamente impactada por los crecientes niveles de desempleo, recortes salariales, aumento del ahorro por incertidumbre y por la capacidad de los gobiernos de ejecutar planes de ayuda rápidos y eficaces. Negocios como Comercio tendrán diferentes ritmos según su nivel de prioridad en la cesta de la compra de las personas y otros como Construcción o Inmobiliario probablemente sufran plazos más largos para su recuperación. 

La gasolina del Financiamiento no podrá mantenerse

Hace unos meses se estimaba que sobre la mitad de 2020 la mayoría de las economías estarían operando normalmente si bien se ha comprobado como los procesos de apertura no son rápidos, sólidos y mucho menos definitivos. 

Grandes economía como la de Estados Unidos, gran parte de Europa y en menos medida China han tenido que frenar o incluso retroceder en la apertura de determinados segmentos de sus economías generando retrasos, incertidumbre y sobre todo, mayor daño a sus negocios y compañías.

Adicionalmente estos retrasos en la reactivación económica están obligando a los gobiernos a ampliar los paquetes de ayuda lo cual empieza a generar ciertos problemas de capacidad de financiamiento para muchos países. Economías como la de Perú, Panamá, México, Chile o Colombia con balances sólidos y con el favor de las agencias de rating les permiten tener a futuro capacidad para el aumento de ayudas. Por otro lado países como Nicaragua, El Salvador, Ecuador o Argentina se encuentran en el extremo opuesto con volúmenes de deuda pública excesivamente elevados que les aportan poco margen de maniobra a la hora de obtener financiamiento para apoyar con nuevos programas.

Cuanto más se alargue el proceso de reactivación a nivel global menor capacidad tendrán la mayoría de Estados para continuar apoyando a sus poblaciones.

Del lado de los sistemas financieros, las “salvedades” que los reguladores han dado a las entidades crediticias básicamente lo que hacen es “esconder” contablemente el problema de los elevados impagos mientras su rentabilidad real y capacidad de continuar dando crédito se irá reduciendo cada vez más.   

¿Qué deben esperar las empresas entonces?

A pesar de que muchos de los mensajes que se están dando en medios de comunicación apuntan a una rápida recuperación de las economías, es importante que empresarios y ejecutivos reevalúen sus estrategias a medio y largo plazo considerado escenarios más adversos de cara afrontar mejor lo que se viene. 

Una de las cosas más dañinas para cualquier negocio es generar expectativas “buenistas” e irreales sobre el futuro. Las compañías de Latinoamérica deben empezar a trabajar sobre planes de negocio que les permitan anticipar escenarios como los descritos y contar con mecanismos que desde ya les ayuden a cruzar con éxito el puente de esta crisis. 

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