La toma de decisiones, pieza clave para el éxito en los negocios
Si tuviéramos que resumir en una frase o en un concepto cuál es la clave para tener éxito en un negocio o en la vida alguien podría afirmar que es la “toma de decisiones” lo que al final del día determinará el devenir de cualquier individuo u organización.
Las personas estamos tomando todo tipo decisiones de manera continua, la mayor parte de ellas de manera inconsciente y algunas de manera consciente. De la misma forma, para la gestión de los negocios, los profesionales toman multitud de decisiones que al final del día determinarán su futuro.
Cuando las personas tenemos dolencias o no nos encontramos bien acudimos al médico ya que requerimos de un conocimiento especializado que resulta vital para nuestro bienestar. Igualmente, cuando se estropea nuestro auto, lo llevamos a un taller de reparación, o cuando falla cualquiera de nuestros aparatos tecnológicos lo llevamos a centros especializados para su arreglo.
Del mismo modo, la gestión de los negocios requiere de la combinación de múltiples especialidades con conocimientos específicos que ayuden a los profesionales a minimizar el riesgo derivado de decisiones erróneas. Si bien siempre existe un riesgo en toda decisión - que no puede ser eliminado por la incertidumbre de eventos futuros -, sí existe una buena parte de las decisiones empresariales cuyo riesgo puede ser mitigado a través de información adecuada, conocimiento técnico y la experiencia necesaria.
Decidir acertadamente es anticipar el evento que mejor encaje con nuestro objetivo
Tomar decisiones de manera acertada no es otra cosa que elegir una acción a tomar que concluirá en el resultado deseado en algún momento futuro. Ahí reside la verdadera complejidad en la toma de decisiones… saber evaluar las múltiples variables que podrían afectar las diferentes opciones de decisión y elegir aquella de mayor probabilidad de ocurrencia.
Tradicionalmente, y aún a día de hoy, la gran mayoría de las decisiones importantes en los negocios se continúan tomando por “olfato”, “instinto” o algún tipo de intuición basado en las experiencias de quien toma la decisión. Si bien este tipo de toma de decisiones puede resultar positiva en ocasiones, la experiencia nos demuestra que la toma de decisiones basada en datos e información adecuada, conjuntamente con un proceso sólido de evaluación, incrementa de manera exponencial las probabilidades de acierto.
Hasta hace poco, las compañías, y menos aún las PYMEs, no tenían la capacidad de acceder a sistemas que les guiaran en la toma de decisiones estratégicas para su negocio. Sin embargo, el desarrollo exponencial de múltiples tecnologías en los últimos años ha empezado a cambiar este paradigma, de manera que mediante la aplicación de modelos basados en Inteligencia Artificial las compañías pueden mejorar la calidad de sus decisiones más críticas.
En un futuro no muy lejano, los ejecutivos de compañías podrán realizar ejercicios complejos basados en la simulación de escenarios múltiples mediante el tratamiento masivo de datos internos y externos que culminarán con propuestas específicas sobre las mejores estrategias a llevar a cabo por parte de sistemas tecnológicos inteligentes y autónomos.
Hasta ese día, la mejor receta para la toma de decisiones efectiva es: (i) información adecuada (interna y del entorno) adaptada a las necesidades del decisor, (ii) procesos de análisis y evaluación de posibles escenarios y (iii) capacidades y conocimientos necesarios para la interpretación de los resultados y la elección de la mejor de las opciones.