Los propietarios y directores de empresas deben tener claro que el éxito de la misma dependerá en gran parte de su equipo humano. Por ello, es muy importante que dediquen un importante esfuerzo a la motivación de sus trabajadores; tanto a la hora de contratar, incorporando a sus empresas a personas con alta capacidad de automotivación, y una vez que pertenezcan a su equipo, llevando a cabo las acciones para mantener esa motivación a través de una alta satisfacción de su personal.
En aras de mantener esa actitud debemos comprender que las personas necesitamos tener objetivos para estar motivados, y también requerimos saber si nuestras actividades nos están dirigiendo a alcanzar los objetivos definidos. Imagínate jugar a algo donde no conoces cuáles son las reglas y donde no sabes si vas ganando o vas perdiendo. Algo similar ocurre en nuestro lugar de trabajo; cuando vamos cada día a trabajar necesitamos tener claro cuáles son nuestros objetivos y cómo estamos en cada momento en relación a los mismos, es decir, si los estamos consiguiendo o no.
Para implantar en nuestra empresa un sistema de gestión por objetivos y resultados es recomendable llevar a cabo los siguientes pasos:
1. Definir los objetivos generales de la empresa alineados con su estrategia
Al momento de fijar los objetivos para nuestra empresa para un determinado periodo, debemos asegurarnos que éstos tengan coherencia con respecto a nuestra estrategia. Es decir, dado que previamente hemos definido hacia dónde queremos ir (estrategia), nos aseguramos que los objetivos que estamos estableciendo nos lleven hacia ese lugar.
Otro punto importante es lo que los objetivos deben ser “SMART”. Éste acrónimo en inglés se corresponde con las siguientes características: Specific (específicos), Mensurable (medibles), Achievable (alcanzables), Relevant (relevantes) y Timely (temporales). Es decir, que nuestros objetivos deben ser concretos, que puedan ser medidos para determinar si los estamos alcanzando o no; deben también ser realistas y alcanzables pero no demasiado sencillos para que suponga un reto para el trabajador y beneficiosos para la empresa, y deben estar enmarcados en un periodo temporal.
2. Comunicar los objetivos al personal
Los trabajadores de una empresa deben entender cuáles son los objetivos de su organización para tener una perspectiva global y para darle un sentido a su labor diaria. Cuando un trabajador conoce el objetivo de su empresa puede entender de qué manera su trabajo contribuye a la consecución de dichos objetivos y le da un mayor propósito a todo lo que hace, algo esencial también en la motivación de las personas.
3. Establecer objetivos individuales para cada área o trabajador
Es muy positivo que cada persona en una organización tenga asignados unos objetivos propios en base al trabajo que requerimos que lleven a cabo y en base a cómo queremos que lo hagan, y cuál queremos que sea el resultado final del mismo.
En la etapa anterior hemos definido cuáles son los objetivos de la compañía. En esta etapa asignaremos a cada equipo o trabajador los objetivos en función de su área y de cómo requerimos que contribuyan al objetivo general de la empresa.
Es importante que el propio equipo aporte ideas en la fijación de estos objetivos. Debemos conocer su opinión y valorar su punto de vista. Recordemos que, por un lado ellos conocen bien su trabajo y pueden aportar ideas muy positivas; y por otro, que éstos se convertirán en sus objetivos propios con los que convivirán cada día, por lo que deben sentirse cómodos con ellos y deben motivarles.
4. Llevar el marcador
Una vez que el trabajador tiene definidos unos objetivos es clave que éste sepa si los está cumpliendo o no, y que periódicamente reciba retroalimentación de cuáles están siendo los resultados de su trabajo. Imaginemos que nos ponen unos objetivos y empezamos a realizar nuestro trabajo para conseguirlos pero no tenemos información de si estamos acercándonos a ellos o no. Esto finalmente terminaría siendo frustrante. Es por tanto muy importante que constantemente el equipo esté recibiendo feedback sobre el cumplimiento o no de los objetivos asignados. En este proceso de feedback además se trasmite información sobre acciones correctoras, y surgen más ideas sobre las mejoras que podemos llevar a cabo para perfeccionar los resultados.
5. Crear un sistema de recompensas
El simple hecho de tener asignados unos objetivos a nuestro trabajo ya de por sí supone un eficiente sistema de motivación para un grupo o para un trabajador porque le estructura su trabajo, y le da un sentido a las tareas que está desarrollando, unido además a que previamente le hemos explicado cuáles son los objetivos generales de la empresa, lo que le aporta un propósito mayor a su trabajo.
Adicionalmente, y para generar una motivación extra, también podemos determinar un sistema de recompensas si alcanza los objetivos fijados. Esta recompensa no necesariamente tiene que ser muy cuantiosa ni significar un gran esfuerzo económico para la empresa; siempre supondrá una interesante motivación para el personal. Puede ser incluso una recompensa no económica, y aun así ser gratificante y motivadora.
6. Incluir juegos
En muchos casos podemos buscar maneras de establecer juegos dentro de los equipos relacionados con los objetivos definidos. Siendo creativos podemos encontrar dinámicas que incentiven al cumplimiento de los objetivos y a través de la diversión podemos conseguir aumentar notablemente la motivación e implicación de nuestros equipos.
Recordemos siempre que el capital humano es lo más valioso que posee toda empresa y que nuestro personal se sentirá siempre más motivado si hacemos que tengan claros sus objetivos, les comunicamos constantemente si se están acercando a ellos, y siendo recompensados si los alcanzan.